jueves, 29 de noviembre de 2012

¿A Quien Salvo?



Era la reunión del domingo por la noche en la  iglesia. Después que cantaron los himnos, el Pastor ocupó el pulpito y comenzó a contar esta historia: 
"Un hombre junto con su hijo y un amigo de su hijo estaban navegando en un velero a lo largo de la costa del Pacífico, cuando una tormenta les impidió volver a tierra firme. Las olas se encresparon a tal grado que el padre, a pesar de ser un marinero de experiencia, no pudo mantener a flote la embarcación, y las aguas del océano arrastraron a los tres.El padre logró agarrar una soga, pero luego tuvo que tomar la decisión más terrible de su vida: escoger a cuál de los dos muchachos tirarle el otro extremo de la soga. Tuvo sólo escasos segundos para decidirse. El padre sabía que su hijo era un buen cristiano, y también sabía que el amigo de su hijo no lo era. La agonía de la decisión era mucho mayor que los embates de las olas".  "Miró en dirección a su hijo y le gritó: ¡TE QUIERO, HIJO MIÓ! y le tiró la soga al amigo de su hijo. En el tiempo que le tomó al amigo halar hasta el velero volcado en campana, su hijo desapareció bajo los fuertes oleajes en la oscuridad de la noche. Jamás lograron encontrar su cuerpo. El padre sabía que su hijo pasaría la eternidad con Cristo, y no podía soportar el hecho de que el amigo de su hijo no estuviera preparado para  encontrarse con Dios. Por eso sacrificó a su hijo".
  ¡Cuán grande es el amor de Dios que lo impulsó a hacer lo mismo por nosotros!

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